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martes, 15 de julio de 2014

La adiccion

Lo que entendemos por adicción a algo, no es otra cosa que un aprendizaje con recompensa que se hace patológico y acaba arruinando el proyecto de vida de la persona afectada y generando problemas a los que los que le rodean .

El consumo crónico de drogas, alcohol, tabaco, o los comportamientos adictivos a los juegos de azar o la suplantación de la identidad en Internet se apropian del circuito de recompensa, elaboran un condicionamiento, y llegan a afectar no solo al funcionamiento, sino también a la estructura cerebral. Al comparar un cerebro normal y uno adicto, en este caso a la cocaína, se observa como disminuye la actividad de diversas áreas del cerebro, en este caso representadas en color rojo, desde la frente hacia atrás.





El riesgo y la aventura, la curiosidad por lo desconocido, generan un placer innato mayo o menor según el temperamento de cada uno. Las situaciones que entrañan peligro provocan un aumento de dopamina, neurotransmisor que procesa los estados de emociones positivas. Ante una situación placentera las neuronas de núcleo accumbens reciben dopamina, mientras la amígdala evalúa la recompensa prevista. La corteza prefrontal procesa la información, sopesa, compara opciones, y decide libremente la respuesta, actuando finalmente de una manera u otra.





Normalmente la dopamina no permanece en el espacio de la sinapsis entre las dos neuronas del grupo accumbens. Las mismas neuronas que la liberan la recapturan a interior. Ademas en esta región existen las interneuronas que descargan el neurotransmisor inhibidor GABA  que controla y dosifica la liberación de dopamina. Esto permite que nuestro cerebro mantenga un equilibrio, y no estemos ni eufóricos ni apáticos sin motivo.

Todas las drogas rompen el equilibrio de la dopamina, bien aumentando la concentración de dopamina en el espacio de la sinapsis, o prolongando el tiempo que permanece antes de ser capturada. La cocaína, por ejemplo, bloquea el recaptador de dopamina, lo que hace que esta permanezca mas tiempo en el espacio entre sinapsis, prolongando el efecto placentero. 

La anfetamina, otro psicoestimulante, ademas de impedir que la dopamina sea recaputrada, aumenta la cantidad  de la que se libera, de forma que la concentración aumenta muy rápidamente.  Por otro lado la nicotina estimula directamente las neuronas productoras de dopamina.  En cambio los apiaceos, el cannabis y la morfina impiden la liberación del inhibidor de dopamina GABA.





En el caso del consumo de éxtasis, ademas, se destruyen literalmente las neuronas, al romperse en trozos llamados cuerpo apoptoticos. El consumo crónico de cocaína, el alcohol opiaceos disminuyen ademas los receptores de la dopamina, que permanecen en niveles bajos incluso después de un año de dejar el consumo. De ahí que disminuyan paulatinamente los efectos placentero de la droga, y se cree la necesidad de una mayor cantidad para conseguir el mismo efecto. Se explica así la compulsivilidad asociada al síndrome de la abstinencia.

La adicción no se desarrolla tras un primer consumo, sino que es un largo proceso de consolidación de un aprendizaje. Memorizar es aumentar la intensidad de las conexiones entre las neuronas, la sinapsis. Cuando una neurona recibe información libera el neurotransmisor glutamato y  receptores de la otra neurona expulsan los iones magnesio, permitiendo la entrada de iones calcio al interior de la neurona.





Estos iones desencadenan una cascada de reacciones que fortalecen la conexión entre ambas. Con el consumo crónico de la droga se modifican el proceso ya que el exceso de estimulación producido por la dopamina aumenta los receptores del glutamato. Esto hace que la internalización del calcio sea muy intensa y se establezca el recuerdo a largo plazo. 

El hipocampo guarda la memoria del estimulo gratificante. Registra el recuerdo, desde formas mas intensas y duradera cuanto mas placentero es el estimulo, estableciendo la memoria emocional esencial en la adicción. 

Al inicio del consumo, o del juego, se aprenden inconscientemente las circunstancias ambientales que rodean la situación. De esa forma la recompensa se asocia a algo: Un olor, un lugar...

El aprendizaje de los pasos para conseguir el objetivo placentero crea la memoria procedimental que requiere el talamo, el cerebelo y el núcleo caudado. Es el mismo tipo de memoria que nos permitió, por ejemplo, aprender a montar en bicicleta y recordar movimientos recuperándolos rápidamente de la memoria tras años de no hacerlo. Al percibir de nuevo aquel olor o de ese lugar en donde se consumió su día la droga la dopamina promueve el recuerdo inconsciente asociado a la recompensa y despierta la información necesaria para conseguir el premio.





En una situación normal la corteza orbito frontal seleccionaría la respuesta después de analizar los datos. Sin embargo, cuando se ha producido la adicción el  funcionamiento es diferente: Se pierde el control sobre los circuitos de lobulo frontaly se generan respuestas automáticas y compulsivas. 

En este caso las neuronas de la sustancia negra las que envían la dopamina a la región dorsal del cuerpo estriado y al lóbulo parietal, sin pasar por el control prefrontal. De esta forma los que sufren de esta adicción no deciden si no que se encuentran obligados a consumir.

Pero si jugar y comunicarse son actividades genuinamentes humanas ¿Por que se pueden hacer patologías?. Elegir la identidad en un mundo virtual tiene un efecto de recompensa como el dinero en el juego. Alteran el estado emocional del jugador y pueden acabar creando la obligación de jugar: La adicción.

En el caso de las redes sociales, cuando la persona trata de vivir una vida virtual ideal, le produce el mismo efecto placentero y puede llegar a convertirse en una adicción sin darse cuenta. En realidad, actividades que nos generan uno efectos placenteros tan normales como utilizar los dispositivos móviles o Internet, al producirse por el efecto de la dopamina, si se hacen sin medida, puede convertirse en adicción y, por lo tanto, incontrolable y obsesivo. 

La mayoría de las conductas adictivas tienen su origen en la adolescencia ya que en esa época no están aun ajustados a los sistemas de recompensa ni los de memoria emocional. Las chicas son mas vulnerables aun que los chicos debido a las diferencia de la amígdala cerebral, una región critica para la regulación social, cognitiva, emocional y comportamental.,





Las alteraciones cerebrales no se resuelven solo con fuerza de voluntad. Sin embargo, la prevención, el autocompromiso de eliminar el propio terreno de actuación para protegerse contra las imprudencias es capaz de frenar el impulso placentero.  Unaasignatura optativa, denominada Felicidad, dirigida por Ernst Fritz-Schubert en el instituto Willi-Hellpach de Heidelberg, pone de manifiesto que el gusto por vivir y el desarrollo de la personalidad se pueden enseñar. Con sentido de la vida, que perite analizar los problemas y dominarlos, se puede experimentar el estrés en forma positiva como estimulo para vivir y convivir.





Los alumnos de Felicidad reconocen haber dejado de fumar compulsivamente o consumir hachis. El convencimiento de tener el destino de uno mismo en las propias manos, superar una crisis, y no estar solo supone una buena prevención para no caer en la destructiva red de las dependencias y adicciones







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